Escrita por Ángela F.
Hola todos, no soy buena poniendo títulos así que solo me
remitiré a relatarles los hechos:
Hace dos años murió mi primito Carlos, era un niño
extrovertido, inteligente y vivaz, hijo único y consentido como nadie. La vida
de mis tíos giraba en torno a él, y la de toda la familia también, era el nieto
menor para mis abuelos (todos los demás primos estábamos por encima de los
veinte) y el sobrino mimado de mis padres y mis tíos. La desgracia vino cuando
un día enfermó de repente y en la clínica no pudieron hacer nada por él. Tras
dos días de lucha y rezos, una mañana después de estar muy animado y bromeando
sin más dejó de respirar. Al parecer tenía muy bajas las defensas para la
enfermedad que lo atacó; contaba con seis años cuando lo perdimos, ya se pueden
imaginar el duro golpe que fue para toda la familia.
Toda la familia se
movilizó a la ciudad de Caracas a acompañar a mis tíos en este duro trance, y
durante los velatorios hubo un hecho que llamó la atención de muchos. Angélica
-Madre de Carlitos- ¡no lloraba! Es más, se la pasaba consolando al resto de la
familia y dando ánimo con una tranquilidad increíble. Solía decir: “-No estén
tristes que Carlitos no los quiere ver llorar, anímense que el está con
nosotros y lo pone triste verlos así”. Palabras normales en este tipo de
situación creo yo, pero a todo el mundo inquietaba e incluso fue víctima de
chismorreo la tranquilidad de ella (siendo que en vida se desvivía por su hijo)
ahora pareciera que no le afectara la perdida.
Llegó la hora del
entierro y mi tío como es normal destruido, pero Angélica siguió impérenme sin
derramar una sola lagrima ni perder la compostura durante todo el acto. Solo
cuando todos llegamos a casa fue que “entendimos” un poco sus palabras; estando
unos reunidos en la sala de estar y otros en el amplio hall (patio de juegos de
Carlitos) varios de los allí reunidos fueron testigo (según confrontaciones
posteriores), de como una pequeña sombra pasaba junto al Hall, atravesaba la
sala y entraba al cuarto del niño. Angélica inmediatamente se levanta y se
dirige a dicha habitación, mi tío que fue uno de los testigos de la experiencia
también corre hacia la habitación y allí solo encuentra a su esposa sentada en
la cama y hablando, como en otros tiempos le hablaba a mi primo, a algo
invisible en frente suyo.
Todos los testigos
tomaron esa visión como producto del cansancio y la tristeza, obviamente estaba
afectando mucho más a angélica de lo que nos hacía creer, y el resto nos
estábamos dejando llevar por una especie de locura colectiva; se dejó pasar el
hecho, se le restó importancia y se trató de olvidar. Al día siguiente los
parientes regresaron a sus hogares, solo los más cercanos nos quedamos un poco
más acompañando a mis tíos, y fue cuando empezaron a ocurrir hechos
individuales.
Mi madre estaba
cepillándose los dientes cuando siente esa sensación de ser observada por
detrás, cuando vio el espejo, reflejado justo detrás de ella estaba Carlitos en
el vano de la puerta, ella voltea en ese momento hacia la puerta pero ya no ve
a nadie; Mi tío que ya no salía de su habitación escuchó la voz del niño
llamándolo, salió desesperado a ver de dónde lo llamaban y lo vio corriendo por
la cocina y desaparecer en el hall; Mi abuela que dormía en el cuarto del niño
sentía como de repente alguien entraba en la habitación, lo sentía moverse por
todas partes y luego salir otra vez; También era muy común escuchar en la
madrugada como rebotaba una pelota en el hall y la risa de un niño
divirtiéndose con ella.
Nos preguntamos por qué pasaba todo esto, una teoría es que
Carlitos aún no se había dado cuenta que
había muerto, o que tendría algo pendiente (¿pero a los 6 años que nos puede
preocupar?) Yo soy de pensar que lo hacía por la tristeza que nos causó su
pérdida que no se decidía a descansar en paz ni a abandonar a sus padres.
Todos volvimos a
nuestras ciudades, nuestras rutinas y a tratar a nuestra manera superar todo
esto, a mis tíos les tomó mucho tiempo (y es normal) volver a hacer una vida
que se diga normal. No sé a ciencia cierta si aun ocurren cosas en la casa, o
si se hizo algo al respecto, solo sé que han ocurrido cosas que se han tomado
como curiosas:
En el cumpleaños de mi abuela siempre solía recibir llamaba
de Carlitos, en el del año pasado le sonó el teléfono pero no habló nadie,
cuando colgó escuchó un tarareo leve, no sabe porque pero la embargo una
alegría que la hizo sonreír, en ese momento sintió como si alguien la abrazase,
ella suele decir que era su nieto que vino a felicitarla.
Otro día mi madre llamó a la casa de mi tío y le responde la
voz de un niño y al fondo como si hubiese mucha gente, pensó que la familia de
Angélica estaba en la casa y quien le había respondido era uno de sus sobrinos,
ella preguntó por mi tío a lo que el niño le respondió, “- El está ocupado y no
puede pasar en este momento” -Dile que es su hermana que me responda, ¿quién habla?,
insistió mi madre a lo que el niño le responde "–Lo siento no puede
atender en este momento”, escucha una risa y se corta la llamada, ella ya
enojada le da Remarcar a su teléfono (no podía creer la grosería de ese niño) y
esta vez por más que repico nadie respondió, decide llamar a mi tío a su
celular y este le responde y le dice que está con Angélica en el cementerio
visitando la tumba de Carlitos y en su casa no hay nadie en ese momento.
Bueno lamento haberme extendido tanto, solo quería compartir
esta experiencia con ustedes y espero les haya gustado.
¡¡Saludos!!
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